Es nuestra creencia que el mundo en el cual vivimos es tanto subjetivo como objetivo. Quizas no es algo que decimos abiertamente, pero todos lo sabemos en algún nivel del ser; varíe éste más hacia el consciente o hacia el subconsciente. Es incluso tan inherente a la existencia misma que la mitad del cerebro es objetiva (hemisferio izquierdo), y la otra mitad es subjetiva (hemisferio derecho); es decir, la misma manera en cómo procesamos la realidad está gobernada por la objetividad y la subjetividad. Es precisamente esta dualidad aplicada de manera natural al procesamiento de la realidad, y nuestro afán por separar lo objetivo de lo subjetivo que atañe este ejercicio del pensamiento.
¿Qué es la objetividad? y ¿Cómo se logra ser objetivo?
Es adecuado pensar que la objetividad es una manera de pensar, la cual esta gobernada por el razonamiento y la lógica. Más importante aún, es que partiendo de una realidad observable, se ramifican deducciones y consecuencias al usar la lógica. De esta manera obtenemos una realidad concreta. Cabe aclarar que en lo objetivo no entra el sentir humano, es decir, las emociones no forman parte de lo objetivo o ¿será que en realidad sí?
No está de más aclarar que las ciencias que existen usan la objetividad en su esencia más profunda para obtener el progreso. Este procedimiento no es el que está en cuestión en el presente ejercicio. Tampoco se pretende poner en duda el proceso y resultados, bueno o malo, del método científico. Lo que concierne a este ejercicio es la práctica objetiva del individuo cotidiano. La interrogante tiene en su mira a los esfuerzos que hacemos de manera diaria por desenmarañar la realidad postrada ante nosotros. Aplicamos grandes cantidades de energía para separar lo emocional de lo objetivo, y una vez que lo hacemos caemos en cuenta que es muy probable la malinterpretación de los hechos.
¿En realidad la objetividad es algo alcanzable por todos nosotros?
La realidad que nos rodea la captamos mediante la percepción, y esta es intermitente y finita. La primera porque según la edad se percibe en diferentes grados, y la segunda porque tenemos cinco sentidos de los cuales fiarnos. ¿Cómo saber que lo que alcanzamos a percibir mendiante los sentidos es la totalidad de lo real? Es una pregunta difícil de contestar, así que pudieramos hacer caso omiso y enfocarnos en el proceso mental únicamente. Sin embargo, los pensamientos estan plagados de una infinidad de nociones esenciales con ataduras emotiva y enlaces a los cinco sentidos. Una vez percibido algo, se procesa en la mente en conjunto con toda la ámplia gama de asociaciones ya existentes. Quisieramos pensar que en este plano lo objetivo finalmente puede surgir sin cuestión alguna, pero incluso en el pensamiento la objetividad puede ser puesta en tela de jucio.
¿En realidad analisamos de manera lógica todo o parte de lo que percibimos?
Los emocionales posiblemente dirán que es imposible, ya que todo lo que hacemos tiene algún significado en su trasfondo. Los analíticos quizas argumenten que los hechos por sí solos no engañan, y sólo basta con observar, deducir e inferir. Me atrevo a agregar que es mi parecer que ámbos estan correctos e incorrectos en sus opiniones. Una y otra vez vemos en la historia la enorme distancia que puede llegar a existir entre perspectivas opuestas. De manera tajante una ideología elimina a su opuesto. Tomemos el tiempo de sabiamente aceptar ámbas ideologias y decir que en efecto, existe un trasfondo en todo suceso humano aunado al inegable hecho de la acción realizada. Pero, esto aún no termina, y explico la razón.
No podemos olvidar que cada uno de nosotros representa una combinación precisa de biología y temperamento. Al nacer estamos dotados de ciertas especificaciones físicas, al igual que de temperamento, es decir, una secuencia precisa en el DNA y una base elemental de impulsos sobre la cual se desarrollará la personalidad. A esto, es necesario agregar la exposición formativa que sucede en casa, escuela y entre amistades. Las combinaciones son literalmente infinitas. Menciono todo esto debido a que ataca la misma raíz de todo este ejercicio. Las características físicas, el temperamento y lo formativo en la vida afecta de manera directa cómo se piensa. Mediante todo esto se adquiere una manera selectiva de pensar y esto conduce a filtrar lo que queremos percibir, de esta manera, siendo selectivos, terminamos analisando solamente una pequeña parte del potencial de percepcion. De ser este el caso general – ¿Que tanta objetividad se puede esperar de dicho proceso selectivo de percepcion de realidad?
Una vez mas reitero la importancia de visualizar este ejercicio sobre la personas cotidianas en sus intentos de entender los sucesos de la vida que se lleva.
Y es entonces que regresamos al punto de partida ¿Qué tan objetivo es nuestro pensamiento objetivo? Y si es preciso considerar la realización de lo objetivo ¿Cómo lograrlo sin tropezar en los enrredos emocionales?