Nuevo año. Nuevas energías. Nuevas ideas. Nuevas esperanzas. Nuevas promesas. ¿Será todo ésto real o en realidad es una gran mentira que nos repetimos año con año?
HUMANOS!!! Ya es el momento de otra edición de El Vlog. Ahora que está de moda el año nuevo, este 2014, afloran como siempre los propósitos de año nuevo. Vaya que todos lo hacemos y también todos los dejamos a medias. Hay que ver un poco más allá de lo que son los propósitos de año nuevo para saber porqué nunca los concluímos.
Cuántas promesas no se han hecho con plena sinceridad al inicio del año solo para terminar abandonándolas a la vuelta de unas pocas semanas. Este es un mal que nos afecta a muchísimos y con confiable frecuencia anual. Ese sentimiento de novedad siempre nos presenta la semilla de nuevas energías y espacios para dar un nuevo inicio en alguna, o todas, las etapas de la vida. No dudo que todos queramos ser más y mejores en ésto o aquello, pero esa cuesta de enero sí que cuesta en más maneras que podemos contemplar.
La verdad es que los propósitos de año se hacen a manera de deseo o incluso sueño, ya que se expresan desde la mente y no desde la realidad en la cual se vive. No importa cuántas veces se repitan las palabras, mientras se parte del sueño difícilmente se podrá aterrizar en la realidad.
¿Qué lograrás al prometer ser más ahorrador si tienes un largo historial de ser un gastalón de primera? ¿De qué te sirve prometer viajar más si con dificultad sales al cine? ¿Para qué prometes bajar de peso si todo el tiempo te la pasas comiendo comida chatarra? ¿Cuánta superación piensas lograr al prometer ser mejor persona si, la verdad, la mayor parte del tiempo sientes apatía, flojera y distracción en lo que haces comúnmente?
En lugar de arrojar promesas hacia el futuro que parten de un sueño por superarse, sea lo que sea, sería mejor ver hacia el pasado y dedicar un poco de tiempo a la reflexión personal para darse cuenta de qué tanto sí se logró en el año que acaba. Digamos, por ejemplo, que tu interés está en ser más ahorrador en este 2014. Es un excelente propósitos, pero antes es necesario reflexionar un poco sobre tu desempeño en este respecto durante el 2013. Supongamos que llegas a las siguientes conclusiones sobre gastos hechos en el 2013:
- gasté mucho en salidas al cine
- compré para satisfacer mis antojos
- presté dinero a quien me pidiera
- compré muchas cosas que luego no usé
Tomando en cuenta lo anterior querrás hacerte preguntas y considerar posibles soluciones a cada punto para que de esta manera logres identificar cuál debe ser tu verdadero propósito para este año entrante. Regresando al listado anterior, le agregamos nuevas avenidas de pensamiento:
- gasté mucho en salidas al cine –> ¿puedo ir menos? –> ¿qué tal películas online?
- compré para satisfacer mis antojos –> ¿qué tan seguido tengo antojos? –> Debo comer mejor para minimizar mis antojos.
- presté dinero a quien me pidiera –> ¿me pagaron lo que presté? –> Prestar solo a quien me pague.
- compré muchas cosas que luego no usé –> soy impulsivo –> ¿qué puedo hacer para distraer mi impulso inicial?
Con este sencillo ejercicio hemos identificado algunas de las debilidades que nos han llevado a gastar mucho dinero en el 2013, y al mismo tiempo hemos hecho el esfuerzo por determinar soluciones a cada una de ellas. Entonces, solucionado lo anterior, nos podemos dar cuenta que quizás un propósito como ser más ahorrador es muy ambicioso y sencillamente no aplica. Algo más acertado pudiera ser Aprender a ser un buen ahorrador. Este propósito es controlable y lo mejor de todo es que parte de una experiencia personal real vivida durante el 2013.
Si solo tomáramos el tiempo para plantear bien nuestros propósitos de año nuevo, seguramente en diciembre todos estaremos cantando la melodía de los victoriosos y listos con nuevos y mejores propósitos para el año venidero.